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Villa la Angostura es una Aldea de Montaña con un gran atractivo: su paisaje de lagos y bosques nativos. Su economía depende exclusivamente del turismo, industria sin chimeneas. Está rodeada porel Parque Nacional Nahuel Huapì y es parte de la Reserva de la Biósfera de la UNESCO. Es primordial preservar este entorno como lo indican las leyes nacionales de Medio Ambiente y de Bosques.
Se proyecta una autopista de 6 km dentro del ejido, más colectoras de ambos lados y puentes. De este modo, las dos puntas de este tramo quedarían incrustadas dentro del casco urbano, con barrios que estarían aislados y cambiando drásticamente el estilo local de arquitectura de montaña. La zona de bosques a intervenir tiene fuertes pendientes, que serían reducidas y contenidas por paredes de gaviones de hasta 11 m de altura.
No se ha realizado la Audiencia Pública previa al proyecto y falta el Estudio de Impacto Ambiental, que debe contener un Estudio Geológico e Hídrico, según indica la normativa vigente, MEGA II/2007.
Entendemos que la obra, como está planteada actualmente, excede las necesidades de contar con un desvío de tránsito pesado como fue planteado en su momento y que es lo que se esgrime hoy como la razón para construir este proyecto.
Antes y después de la circunvalación, la ruta sigue en dos carriles: 85 km hacia Bariloche, 120 km hacia San Martín de los Andes (no totalmente pavimentados) o 45 km hacia la frontera con Chile. Sería una pista de carrera para luego entrar en un embudo de tránsito con el potencial riesgo de incremento de accidentes.
Respecto a la economía de Villa La Angostura, esta ruta desviaría el turismo pues sería más tentador seguir sobre la autopista pasando de largo, sin ingresar a la villa. Y principalmente, los estudios realizados por expertos gubernamentales (SEGEMAR) alertan sobre la peligrosidad de intervenir las cuencas hídricas por los posibles endicamientos y aluviones. La realización de paredones de gaviones acarrea un serio peligro de desmoronamiento por infiltración a través de los suelos de arena volcánica. Esto pondría en riesgo a la población que vive aguas abajo de los arroyos y vertientes.
Es un negocio de grandes empresas que en nada beneficia a nuestra comunidad ni a sus visitantes, destruye valores irrecuperables y sólo reditúa a unos pocos.
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